GRACIAS POR VISITARNOS
INICIO
SEMANA SANTA
HOMILIA DOMINICAL
CAPILLAS
SANTORAL
MES A MES
=> LOS MENSAJES SUBLIMINALES
=> MISAL MENSUAL
CALENDARIO LITURGICO
JERARQUIA ECLESIASTICA
SACERDOTES
SIGUIENDO EL SINODO DE OBISPOS
SERVICIOS
NUESTRAS DEVOCIONES
PERSONAL ADMINISTRATIVO
LIBROS IMPORTANTES
NOTICIAS
GALERIAS PERSONALES
ENLACES IMPORTANTES
LOS SACRAMENTOS
GRUPOS PARROQUIALES
LA VOZ DEL PAPA
TEMAS DIVERSOS
EL TEMA DE LA SEMANA
CELEBRACIONES IMPORTANTES
GALERIA FOTOGRAFICA
QUEREMOS CONOCERTE
TEMAS DE REFLEXION
PARTICIPACION ESPAÑOLA
OCASIONES DE PECADO
 

MES A MES

 

TE AMO
 
  
Desde que éramos pequeños y un poco ignorantes escuchábamos con frecuencia la palabra “amor”. No hay duda de que este término es uno de los primeros que los niños aprenden a pronunciar. No obstante, a medida que crecemos parece que el significado “amor” se va tergiversando y se torna cada vez más oscuro y confuso. Quizá es porque se usa demasiado, podría añadir alguno. No creo. Yo nunca me canso de decir “mamá” y estoy convencido que siempre me he referido a la misma persona.
El problema es que el término “amor” se ha banalizado y se aplica a conceptos que desfiguran su verdadero sentido. No hay que desenfundar demasiadas pruebas para demostrar esto. Creo que es sencillo comprender que los términos “amante”, “aventuras amorosas”, “hacer el amor”... no nos evocan precisamente el mismo sentido que cuando decíamos “mamá, te amo”.
Podría parecer entonces que el concepto “amar” tiene varios sentidos, pero esto no es así. El amor verdadero es aquel que se da y se entrega sin intereses ni recompensas, con la única finalidad de hacer feliz a aquel a quien se ama. Por consiguiente, no hay un amor sincero en aquel que tiene varios o varias “amantes” o anda a la caza de “aventuras amorosas”. En estos casos no se percibe una entrega necesariamente sacrificada. Más bien, se refleja todo lo contrario; la cara de un egoísmo oculto bajo la careta del amor.
Hubo un Hombre que dijo: “No hay mayor amor que aquel que da la vida por sus amigos”. Ese Hombre, Cristo, que era Dios Encarnado, nos enseñó durante su vida lo que significa la misteriosa palabra “amor”. Su vida, pasión y muerte es el testimonio elocuente del verdadero sentido del amor. Amor que es donación; donación que es sacrificio.

Tristemente nuestra sociedad está ya acostumbrada a escuchar “amor” en su sentido más deshumanizado. Sin embargo, el amor que Cristo nos enseña no es un amor sensual, fundamentado en la posesión física y en el placer. Este tipo de amor degrada a la persona al considerarse como un pasajero objeto de gozo y satisfacción.

Cristo se encarnó y se entregó en la cruz para elevar el amor a su sentido más auténtico, a sus más altas costas y a su más íntima pureza. Con su ejemplo nos enseñó a preocuparnos desinteresadamente por el otro y a ansiar, por encima de todo, el bien del amado.

Es en la cruz donde puede contemplarse la verdad de este amor. A partir de esta verdad se debe definir qué es el amor y, desde este mirada, el cristiano encuentra la orientación de su vivir y de su amor.
Ojalá que el ejemplo de amor-donación que Jesucristo nos transmite con su pasión y muerte nos sirva para analizar si de verdad somos sinceros al afirmar: “te amo”. Que este testimonio nos ayude a emplear esta palabra en su sentido más pleno y genuino.

Que este tiempo en que se realizará este maravilloso intercambio de dones: Dios se hace hombre para que el hombre se haga Dios, sea para todos uno maravillosa oportunidad de ubicar el concepto de amor, incluso ir más allá del concepto, y vivir en el amor.
Que las obras de misericordia no lleven al pesebre ahí nos espera el amor, el verdadero amor aquel que ama sin condiciones.
 
PBRO. RAMÓN VALDÉS RAMÍREZ
 

 


Hoy habia 22 visitantes (28 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!
 
PARROQUIA Y TEMPLO EXPIATORIO DE SAN CRISTOBAL. DIOCESIS DE ECATEPEC
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis